La Amazonía es el pulmón del mundo. Con una extensión de aproximadamente 670 millones de hectáreas, alberga una biodiversidad incomparable y es una de las principales reservas de carbono del planeta. Sin embargo, la deforestación y degradación del bosque, así como la explotación descontrolada de recursos naturales están poniendo en peligro este ecosistema esencial. Ante esta situación, el papel de las empresas es crucial. La inversión responsable no solo puede garantizar la conservación de la selva, sino que también es clave para el crecimiento económico sostenible y la lucha contra el cambio climático.
La selva amazónica provee servicios ecosistémicos esenciales para la economía mundial. La captura de carbono y la liberación de oxígeno son funciones fundamentales para la regulación del clima en nuestro planeta. Según el Banco Mundial, más de la mitad del PBI global depende de los servicios ecosistémicos proporcionados por la naturaleza. Por lo cual, la degradación de la Amazonía podría generar enormes pérdidas económicas debido a la alteración de los sistemas climáticos y la reducción de recursos esenciales.
Asimismo, la Amazonía almacena aproximadamente 150 mil millones de toneladas de carbono, convirtiéndola en un regulador clave del clima global. No obstante, la deforestación libera este carbono a la atmósfera, contribuyendo significativamente al calentamiento global. En este contexto, las empresas desempeñan un papel crucial en la lucha contra el cambio climático, a través de inversiones en iniciativas de conservación forestal y en proyectos que promuevan la restauración de ecosistemas degradados.
Una de las estrategias más efectivas para abordar la crisis climática es la inversión en soluciones basadas en la naturaleza (NBS), como la conservación y restauración de los bosques amazónicos, que permiten capturar grandes cantidades de carbono y reducir las emisiones globales. Se estima que este tipo de iniciativas podría aportar hasta $125 billones anuales a la economía global, generando un impacto positivo tanto en el medio ambiente como en la estabilidad financiera de las empresas y poblaciones locales comprometidas con la sostenibilidad.
Por esto, en Green Gold Forestry (GGF), trabajamos en la conservación de los bosques amazónicos en Perú, a través de iniciativas que no solo evitan la degradación del bosque, amenaza constante en las zonas de intervención, sino que permiten una gestión forestal eficiente y sostenible, garantizando que los bosques sigan cumpliendo su papel crucial en la mitigación del cambio climático. Además, contribuimos a la protección de la biodiversidad, y el empoderamiento y desarrollo económico de las comunidades nativas, quienes dependen altamente de estos ecosistemas.
En GGF creemos que la conservación de la selva amazónica no es solo una responsabilidad ambiental, sino una prioridad para garantizar un futuro sostenible. La inversión responsable del sector privado es clave para proteger estos ecosistemas, fomentar el desarrollo económico de las comunidades y fortalecer la lucha contra el cambio climático. Solo a través del compromiso de las empresas, en conjunto con gobiernos y la sociedad civil, podremos lograr un equilibrio donde la conservación y el progreso económico vayan de la mano, asegurando un planeta más saludable para las futuras generaciones.